Jamón legal en Estados Unidos.

Así es, el jamón ya es legal en Estados Unidos. Eso significa que los norteamericanos van a tener el enorme placer de degustar una sabrosa loncha de jamón, con su tomate estrujadito en una tierna lámina de pan recien horneada y su chorrito de aceite resbalando de a poco por los bordes, formando pequeños cúmulos en los huecos de miga desigual que se producen al abrir el pan, y su ajito estrujadito, paladeando el manjar mientras tratan de pronunciar con la boca llena, porque probarán a pronunciar con la boca llena como niños chicos, "jamón- jamón-jamón".

A corto plazo bendecirán la mesa si se sirve jamón con una cara de alegría que para sí reservan cuando ven la nómina de final de mes y se alegrará el exportador de jamones y, es posible, alguno por un indefinible orgullo patrio también, pero a largo plazo, si eres un consumidor de esta iberia de tantos nombres, lamentarás que los estadounidenses hallan puesto sus ojos en las pequeñas vetas brillantes de grasa blanquecina que acompaña a la roja carne envuelta en aromas intensos, de tacto suave y un poco grasiento, de gusto resuelto, un poco salado, de fácil consumo y difícil de olvidar.

Cuando empiecen a consumirlo crecerá la exportación y entonces, amigo, entonces verás como sube el precio del jamón en la misma proporción en la que aumentan tus ganas de consumirlo por la cada vez más espaciada oportunidad de degustarlo.

No hay cerdo ibérico para tanto consumidor potencial, o tal vez sí, ¡ yo que sé !, me importa un jamón, vamos. Consuman jamón estas fiestas, por las que pudieran venir a precio de angula.



Que pasen un buen día.